Confesiones de adolescente

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Chapadmalal...

Hubo una vez un lugar…una mágica playa…donde el aire emanaba misterios a develar, la arena mojada surgía en los pies como una caricia envolvente, al pegarse a los mismos dejando marcas indelebles en el camino; un mar revelador que en conjunción con el inmenso cielo cubierto de estrellas radiantes y una luna redonda e iluminada en fresca consciencia, formaban el más lindo de los Universos…un Universo llamado Chapadmalal...

Fue algún día de Enero del 2005 que un viento corrió fuerte sobre esa playa, haciendo que las almas volaran contra su voluntad cayendo en brazos de un destino jamás imaginado: Las preguntas y más aún, las respuestas que encontrarían en el Mar, en los Árboles, en la Lluvia, en la Arena, en esa Luna, en las estrellas…en el Día y en la Noche...

La Playa encantó las miradas, fue el lugar donde se generaban más las ganas, la búsqueda, la percepción, la caminata por el interior, el despliegue de las engañosas armas que se creían necesarias para comenzar a actuar, la playa fue testigo de nuevos enojos por la dependencia de la presencia del otro…y sin embargo, más tarde, fue el lugar de encuentro de dos almas, sin saberlo, sedientas de caminar...

El Mar nos condujo a unir nuestros olfatos que caminaban cerca y se miraban de lejos; mientras dejaba marcas que reconocer en la arena, sus olas mostraban las respuestas, cuando eran más veloces y cuando eran más lentas, construyendo a cada paso una parte importante de la historia, señalando una marea salvaje y dulce por momentos, marea definitiva que traía consigo regalos de la vida, misterios, paisajes inéditos…

…En el Bosque, mientras el camino se hacía cada vez más peligroso pero más excitante…descubrimos que la mente volaba y el corazón sentía ese no sé qué, empapados de energías extrañas que rodeaban el paisaje, haciendo temblar el pulso y esbozar tímidas lágrimas tras una sonrisa, las miradas penetraban en lo profundo buscando entender lo inexplicable…y las luces se volvían extrañas, desconocidas, vulnerables...

Años de distancia nos unían, vidas pasadas, encontradas debajo de los caracoles, años de caminatas y anteojos; vida, muerte de todos los días…calores en madrugadas frías, un búho atrevidamente sabio que fue testigo en la primera vigilia…

La luna…blanca como la pureza de mis pensamientos más oscuros, cálida en consejo, con aroma a salmuera de rosas, vivamente espejada por los ojos de las almas que aclaman su verdad. fuimos dueños de sus palabras y usurpadores de su transparencia…aquella noche en que nos hundimos en la arena tratando de explorar emociones intensas y caímos en certezas bravas y tormentas placenteras, la Luna nos llevo a percibir los antecedentes kármicos que elevan los misterios y nos hacen seguir caminando...


La Lluvia nos limpió el alma, a su paso renovó nuestros sentimientos, y acomodó los pensamientos de manera tal que la visión fuera menos nublada, disolvió viejas vendas que tapaban la mirada, y al re descubrir la vida se iluminaron las almas, haciéndonos dueños del tiempo, más allá de las palabras…

El Día nos dejó respirar su aroma a nuevo. Cada mañana era un despertar a ver con qué me encuentro; el almuerzo un cruce de miradas; por la tarde se jugaba la vida, en un escenario de colores promedio seis años, mientras el corazón seguía sintiendo, detrás de una máscara infantil, el conocimiento desconocido de algo extraño…

La Noche fue el despertar de los sentidos auditivos en sensibilidad bemol, cada palabra era clave y guía de los ojos que se mostraban coincidentes con el cuerpo, la transpiración, el aliento, lo vivido anteriormente, la felicidad que asomaba sus pestañas y volvía a esconderse por miedo a que todo fuese solo parte del inconsciente noctámbulo.

Todo el Universo conspiró para que ese encuentro se diera de esa manera, esas dos almas que vagaban por caminos diferentes y a la vez tan parecidos, por causalidad del destino, debían encontrarse, mirada a mirada, mano a mano, entre el silencio y el bullicio, entre el cielo y el mar, en esa playa de Chapadmalal.

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