Me llaman Romina, me disfrazaron de mujer, pero mi propósito todavía no te lo diré, no es conveniente desnudarme mientras sigas con tu búsqueda, me llamas misterio, sorpresa, encanto, utilizas miles de conceptos que nunca llegarán a determinar mi verdadera identidad, solo podes sentir ese algo que no tiene nombre, ni tiempo, ni espacio, ni lugar; podes verme en una sonrisa, en la rama quebrada de un añejo árbol que todavía se mantiene viva, después de muchas batallas ganadas y perdidas, me ves cuando recuerdas aquella vez que tus manos palparon un pedacito de tierra y lloraste con desconsuelo, me ves en los ojos de esa niña que cargaste en tus hombros subiendo una montaña, mientras, para entonces, una extraña presencia, te mojaba los corretajeados labios y susurraba en tus oídos “seguí adelante, no te
detengas, allí está tu camino “, escuchas mi música en lo que tocas, me traes a tu alma cuando recuerdas aquel lejano día que te dije: “esta no es tu vida”; o cuando corrías desesperado de manera impulsiva y me paré ante tus ojos con un papel en la mano donde escribí: ”no le coartes la función a tu vista, permítele crecer”; me escuchas de mil maneras distintas, me ves en formas variadas, me tocas como a los instrumentos cotidianos que utilizas, me hueles en todos los aromas que puedas imaginar y me saboreas de la única manera posible, bien llamada Felicidad.
Cumplo a cada paso, en mi juego, con mi leyenda personal, bailo contigo y canto a la vida por la oportunidad de estar acá, mientras me acompañes en el peregrinaje, si es eso lo que tu corazón ansía.
Y tal vez un día me haga viento y desaparezca cuando haya cumplido mi tarea, o quizás no, quien sabe? Soy caminante y no puedo hablar de futuro, para mí solo existe este momento y hoy TE AMO…pero no lo sepas…
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